Fui niña sin ser nunca niña.
Fui joven sin ser nunca joven.
Sabía que la infancia era larga
y sentía la juventud un soplo.
Después vendría el largo camino
del tiempo recorriendo el rostro
en una lucha con la crema hidratante
recomendada en revistas de moda.
Arranqué los calendarios que dejaron
sus hojas tachadas con exámenes.
Escondí las agendas de los nombres
de los hombres que amaron
mi cuerpo de sirena de playas.
Olvidé las viejas amistades.
Vinieron nuevos amores, amigos,
conocidos, desconocidos casi,
llegaron los amigos del Facebook.
Se fue todavía más atrás la infancia.
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