Me he enamorado de mi cuerpo
y me he enfundado el bañador
que modela mi esqueleto ideal
con la gracia del tejido de ocasión.
Mi marido mira mi silueta
celoso de que miren los demás.
Se enfrenta a un delfín a mordiscos,
le grita a un surfista traidor.
Agarra al niño más pequeño
que un balón me tiró.
Le pido que lo suelte y se atreve
a llamarle rival al por menor.
Yo sigo a lo mío y me olvido
del buen marido que me dio
la boda que un préstamo pagó.
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